La persona no sólo descubre el sentido de la vida a través del placer, de la creación, del goce, de la felicidad, sino que también puede encontrar dicho sentido a través del sufrimiento y la muerte.
El papel de la escuela no es únicamente ofrecer contenidos informativos, sino también dar apoyo a la persona en todas sus dimensiones. El autentico educador es aquel que intenta serlo en cualquier situación, por dura que sea.
EL DUELO
El fallecimiento de un ser querido es una
experiencia muy dolorosa. Según estadísticas mundiales, el 4% de los niños
pierde un padre antes de los 15 años de edad. La muerte de un padre es una
pérdida traumática que puede poner en riesgo el sentido de seguridad del niño
y tener efectos adversos tales como quejas somáticas y accidentes, problemas
en el rendimiento académico, conflictos sociales por aislamiento y
expresiones psicológicas como depresión, ansiedad, síntomas de estrés
postraumático, duelo traumático y autoestima baja.
Duelo
no complicado: proceso por el cual nos ajustamos a la
pérdida de lo amado.
Duelo complicado: Estrés por la separación
afectiva que conlleva la muerte y/o por el trauma psíquico que supone la
muerte. Cuando ocurre un importante deterioro de la vida social, laboral u
otras actividades significativas de la persona en duelo.
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CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL DUELO
a)
Es un
proceso. La pérdida es una
experiencia inevitable en el ser humano y cuando se produce debe ser elaborada
mediante el proceso del duelo. No es un estado, sino un conglomerado de
emociones que deben ser entendidas como el intento de dar significado a nuestra
experiencia.
b)
Es una
reacción natural, normal y esperable
cuando se produce una pérdida. Experimentar un proceso de duelo no significa
sufrir una depresión. Sin embargo, un duelo que no ha sido bien elaborado puede
convertirse en un duelo complicado.
c)
Es
dinámico. La persona experimentará
cambios a lo largo del tiempo, como oscilaciones del humor y de la sensación de
bienestar/malestar. De este modo, pueden concebirse los momentos más bajos no
como recaídas, sino como algo que tiene sentido dentro del propio proceso.
d)
Depende
del reconocimiento social. Dado
que las emociones se manifiestan en las relaciones, no poder comentarlas puede
llevar a quien las experimenta a dudar de la naturaleza de tales emociones.
e)
Es
íntimo. La forma de responder a
la pérdida así como la secuencia y duración de las reacciones emocionales
varían en función de cada individuo.
f)
Es privado
y a la vez social. La persona
que elabora una pérdida está rodeada de otras personas que también intentan
elaborar aquella pérdida. Por ello, a veces puede sentirse más acompañada, pero
también más sola.
g)
Es
activo. El individuo no es un
ser reactivo, determinado por su entorno, aislado del medio social en el que
vive, sino que es proactivo (busca activamente la forma de atribuir significado
a lo que le sucede), planifica y su sentido de ser quien es está íntimamente
relacionado con la cultura en la que se ha desarrollado, y por tanto con las
relaciones que mantiene. De hecho, algunos estudios sobre el proceso de duelo
indican que aquellas personas que siguen haciendo planes sobre su vida y
teniendo ilusión por el futuro se adaptan mejor a las pérdidas que aquellas que
no son capaces de hacerlo.
h)
Permite
elecciones. Dentro de
una limitada variedad, la persona escoge lo que para ella tiene más sentido en
un momento determinado teniendo en cuenta la construcción que ella y los demás
hacen de sí misma.
DUELO Y ADOLESCENCIA
De los 11 años en adelante los niños desarrollan su propia
filosofía de la vida y, en consecuencia, cambian su actitud frente a la muerte.
El adolescente ya comprende lo que significa la muerte para su vida futura,
pero puede angustiarlo y obsesionarlo, provocando conductas agresivas e
inadaptadas en un intento de negación de la realidad, la reacción emocional a
la muerte depende de su madurez emocional y su cognición.
Los adolescentes pueden aislarse de las
actividades y buscar soporte en sus pares. La muerte permite al adolescente en
duelo preguntarse sobre el significado de la vida. Algo cambia en el concepto
de su propia mortalidad, con riesgo de desarrollar comportamientos tales como
beber o ingerir drogas. Los adolescentes tienen la capacidad cognitiva de
revisar el pasado y contemplar las consecuencias de la muerte a largo plazo. El
recuerdo de la persona fallecida puede generar incomodidad o culpa. La muerte
de un padre o un hermano puede cargar al adolescente de nuevos roles familiares,
responsabilidades y expectativas de que se comporte como un adulto. Su sentido
de responsabilidad y el deseo de proteger a los adultos afligidos resulta en
una mezcla de mensajes.
CÓMO PODEMOS AYUDARLES
-
Legitimar sus
sentimientos y emociones, mostrándoles que no es debilidad e inmadurez el
sentir tristeza, miedo y el llorar.
- Brindarles el mayor
apoyo posible en estas circunstancias de dolor (explicita o implícitamente).
-
Manifestarles
comprensión y seguridad en lo que a estudios se refiere.
-
Fomentarle su
autoestima: los malos momentos interfieren en los resultados académicos.
-
Validarles que cada
quien tiene una manera diferente de reaccionar.
-
Entender que su
proceso de duelo tiene su ritmo.
-
Incentivarlos a
mantener sus horarios de estudio, sueño,…
- Permitirles
los momentos en los que deseen estar solos y tener espacios para compartir con sus compañeros.
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