para la vida

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domingo, 25 de enero de 2015

EL PROCESO DE DUELO EN LA ADOLESCENCIA. CONTEXTO EDUCATIVO


La persona no sólo descubre el sentido de la vida a través del placer, de la creación, del goce, de la felicidad, sino que también puede encontrar dicho sentido a través del sufrimiento y la muerte. 
El papel de la escuela no es únicamente ofrecer contenidos informativos, sino también dar apoyo a la persona en todas sus dimensiones. El autentico educador es aquel que intenta serlo en cualquier situación, por dura que sea.



EL DUELO
El fallecimiento de un ser querido es una experiencia muy dolorosa. Según estadísticas mundiales, el 4% de los niños pierde un padre antes de los 15 años de edad. La muerte de un padre es una pérdida traumática que puede poner en riesgo el sentido de seguridad del niño y tener efectos adversos tales como quejas somáticas y accidentes, problemas en el rendimiento académico, conflictos sociales por aislamiento y expresiones psicológicas como depresión, ansiedad, síntomas de estrés postraumático, duelo traumático y autoestima baja.
Duelo no complicado: proceso por el cual nos ajustamos a la pérdida de lo amado.
Duelo complicado: Estrés por la separación afectiva que conlleva la muerte y/o por el trauma psíquico que supone la muerte. Cuando ocurre un importante deterioro de la vida social, laboral u otras actividades significativas de la persona en duelo.
Duelo anticipatorio: dolor emocional que puede ocurrir ante una muerte inminente. Este puede ser experimentado frente a una pérdida esperada de un ser amado por una enfermedad terminal como el cáncer.


CARACTERÍSTICAS GENERALES DEL DUELO
a)                 Es un proceso. La pérdida es una experiencia inevitable en el ser humano y cuando se produce debe ser elaborada mediante el proceso del duelo. No es un estado, sino un conglomerado de emociones que deben ser entendidas como el intento de dar significado a nuestra experiencia.
b)                Es una reacción natural, normal y esperable cuando se produce una pérdida. Experimentar un proceso de duelo no significa sufrir una depresión. Sin embargo, un duelo que no ha sido bien elaborado puede convertirse en un duelo complicado. 
c)                 Es dinámico. La persona experimentará cambios a lo largo del tiempo, como oscilaciones del humor y de la sensación de bienestar/malestar. De este modo, pueden concebirse los momentos más bajos no como recaídas, sino como algo que tiene sentido dentro del propio proceso.
d)                Depende del reconocimiento social. Dado que las emociones se manifiestan en las relaciones, no poder comentarlas puede llevar a quien las experimenta a dudar de la naturaleza de tales emociones.
e)                 Es íntimo. La forma de responder a la pérdida así como la secuencia y duración de las reacciones emocionales varían en función de cada individuo.
f)                Es privado y a la vez social. La persona que elabora una pérdida está rodeada de otras personas que también intentan elaborar aquella pérdida. Por ello, a veces puede sentirse más acompañada, pero también más sola.
g)                 Es activo. El individuo no es un ser reactivo, determinado por su entorno, aislado del medio social en el que vive, sino que es proactivo (busca activamente la forma de atribuir significado a lo que le sucede), planifica y su sentido de ser quien es está íntimamente relacionado con la cultura en la que se ha desarrollado, y por tanto con las relaciones que mantiene. De hecho, algunos estudios sobre el proceso de duelo indican que aquellas personas que siguen haciendo planes sobre su vida y teniendo ilusión por el futuro se adaptan mejor a las pérdidas que aquellas que no son capaces de hacerlo.
h)                 Permite elecciones. Dentro de una limitada variedad, la persona escoge lo que para ella tiene más sentido en un momento determinado teniendo en cuenta la construcción que ella y los demás hacen de sí misma.

DUELO Y ADOLESCENCIA
De los 11 años en adelante los niños desarrollan su propia filosofía de la vida y, en consecuencia, cambian su actitud frente a la muerte. El adolescente ya comprende lo que significa la muerte para su vida futura, pero puede angustiarlo y obsesionarlo, provocando conductas agresivas e inadaptadas en un intento de negación de la realidad, la reacción emocional a la muerte depende de su madurez emocional y su cognición.
Los adolescentes pueden aislarse de las actividades y buscar soporte en sus pares. La muerte permite al adolescente en duelo preguntarse sobre el significado de la vida. Algo cambia en el concepto de su propia mortalidad, con riesgo de desarrollar comportamientos tales como beber o ingerir drogas. Los adolescentes tienen la capacidad cognitiva de revisar el pasado y contemplar las consecuencias de la muerte a largo plazo. El recuerdo de la persona fallecida puede generar incomodidad o culpa. La muerte de un padre o un hermano puede cargar al adolescente de nuevos roles familiares, responsabilidades y expectativas de que se comporte como un adulto. Su sentido de responsabilidad y el deseo de proteger a los adultos afligidos resulta en una mezcla de mensajes.

CÓMO PODEMOS AYUDARLES
-       Legitimar sus sentimientos y emociones, mostrándoles que no es debilidad e inmadurez el sentir tristeza, miedo y el llorar.
-  Brindarles el mayor apoyo posible en estas circunstancias de dolor (explicita o implícitamente).
-       Manifestarles comprensión y seguridad en lo que a estudios se refiere.
-       Fomentarle su autoestima: los malos momentos interfieren en los resultados académicos.
-       Validarles que cada quien tiene una manera diferente de reaccionar.
-       Entender que su proceso de duelo tiene su ritmo.
-       Incentivarlos a mantener sus horarios de estudio, sueño,…
-   Permitirles los momentos en los que deseen estar solos y tener espacios para compartir con sus compañeros